COMUNICACIÓN ENTRENADOR – JUGADOR

COMUNICACIÓN ENTRENADOR – JUGADOR

Category:Articulos psicologia

Al hablar de Inteligencia emocional lo hacemos desde la perspectiva de saber manejar las emociones, saber entenderlas e incluso controlarlas, de autocontrol. Pero se nos suele pasar una parte indispensable, ya que, la inteligencia emocional comprende mucho más que esas dos variables. Uno de los aspectos menos tratados es el referente a la Gestión de las relaciones. Hablamos de la comunicación interpersonal. Ésta nos es útil para cooperar con la gente, comunicar diferencias, resolver problemas sin armar líos y trabajar en equipo, entre otras utilidades.

Pongámonos en el supuesto docente de la comunicación con nuestros alumnos. Es requisito indispensable saber comunicarnos con ellos en muchas circunstancias. Para enseñar, para transmitir conocimiento, para corregir un gesto, para dar feedback de una situación, para corregir una conducta, para intervenir en una disputa. Son tantas las situaciones que se nos pueden dar en una pista de tenis como entrenador que es imposible ponerlas todas. Pero sí que estamos de acuerdo en que es una habilidad básica para manejar tanto a un alumno como a un grupo. De hecho, según sea nuestra comunicación, así será la relación que tengamos con nuestros alumnos. Es una variable a cuidar, a mimar y a trabajar.

Recordemos que es uno de los distintivos de la tan famosa inteligencia emocional.

Según diferentes estudios, existen 4 formas de comunicación interpersonal, explicadas grosso modo serían así:

  • Agresiva: Imponiendo nuestro punto de vista sobre el de la otra persona.
  • Pasiva: No cuestionar el punto de vista de la otra persona.
  • Asertiva: Intercambiar opiniones para acercar al otro interlocutor a nuestro punto de vista dotándolo de argumentos.
  • Pasiva – Agresiva: Implica mostrar el descontento frente a una opinión u acción de manera indirecta.

Es importante aclarar que las comunicaciones por sí solas no son ni buenas ni malas, sino que dependerá del momento, de la situación y del objetivo u objeto con la que se quiera usar.

Empezamos por la comunicación Agresiva. Este tipo de comunicación la solemos encontrar en relaciones jerárquicas de autoridad sobre sumisión (en el ejército por ejemplo). Es recomendable para determinadas situaciones (no todas y no siempre) con grupos poco autónomos y con poca motivación. Por ejemplo, al imponer unas normas de convivencia, uso de instalaciones, o un código de conducta. Incluso para la enseñanza directa, pero es interesante estudiar los momentos y el destinatario. Incluso acompañar de la razón o motivo por lo que se ha tomado esa opción. Es importante entender que la comunicación agresiva no es comunicación violenta, y que está exenta de gritos, insultos u otras formas vejatorias hacia el alumnos o el grupo.

La comunicación Pasiva es un estilo de expresión más reservado o restringido. Puede ser útil para mantener el equilibrio y la armonía en ciertos contextos. Es importante equilibrarla con la capacidad de expresar abiertamente pensamientos y sentimientos. En un contexto determinado puede ser útil, como por ejemplo ser el observador en un intercambio de opiniones dentro de un grupo.

El estilo de comunicación Pasivo – Agresivo no es saludable ni constructivo para los muchos contextos que nos vamos a encontrar en un entorno de enseñanza aprendizaje. Es un estilo de comunicación que no aborda el problema o discusión de forma directa y sí a través de comentarios o actitudes sarcásticas, irónicas o críticas veladas o disfrazadas que no se expresan abiertamente. Quizá en alguna ocasión, y siempre para llamar la atención del alumno se pueda usar para lograr un cambio en la actitud de la persona.

La comunicación Asertiva es la más indicada en casi cualquier contexto. Desde el punto de vista entrenador – jugador/grupo es excelente para establecer un ambiente positivo y facilitar el aprendizaje. Se tienen en cuenta las opiniones del resto y en función de ello se puede enriquecer mucho el aprendizaje en todos los sentidos. Va muy ligada al liderazgo democrático. Implica finalmente mantener un diálogo abierto entre profesor y alumnos para generar un crecimiento en el binomio de la clase. Quizá en edades muy tempranas, este tipo de comunicación no tenga tanto éxito ya que uno de los interlocutores no tiene aún la capacidad, ya no para razonar, sino para expresarse verbalmente. En este caso tendríamos que leer otro tipo de lenguaje, el no verbal. Y estar atentos para adaptarnos a las necesidades de aprendizaje del minitenista.

Finalizo con esta reflexión: Muchas veces tendríamos que pararnos y recapacitar en por qué siempre pensamos o tenemos la creencia de que: el problema está (siempre) en el receptor. Haciendo un análisis y reflexionando podríamos llegar a otro tipo de conclusiones. Yo por ejemplo dejo aquí una a debatir:

NO EXISTE EL ALUMNO EL ALUMNO PROBLEMÁTICO, EXISTE EL ALUMNO ABURRIDO

(siendo asertivos llegaremos a una conclusión productiva)