Alejandro Buceta Parrón

Gracias al tenis

Antes de marcharme, volví a entrar en aquella casa típica del medio oeste americano. Subí las escaleras de madera que daban al segundo piso, cogí una silla y me senté en medio de la que había sido mía habitación en los últimos años de mi carrera universitaria.

En esa casa, no estaba acostumbrado al silencio, ya que siempre estaba llena de gente haciendo de las suyas: siendo universitarios… pero me ayudó a reflexionar sobre lo que había ocurrido en los últimos cuatro años.

Fue un momento agridulce. El fin de un ciclo. Pero me di cuenta de la suerte que había tenido pudiendo ir a Estados Unidos, conociendo medio país jugando al tenis, visitando sitios que solo vemos en las películas… pero lo más importante fueron las personas que estuvieron a mi lado compartiendo experiencias y tradiciones: mis compañeros de clase y de equipo, que hoy en día son todavía familia.

Y todo esto, gracias al tenis.